De cómo la música me acompañó en el viaje de mi vida

Nunca me había sentido atraído por la música. Para mí no era más que otra afición más que algunos tenían y que no despertaba ningún interés en mí, ni me lo preguntaba. Realmente, mis años en la ESO no fueron del todo agradables. Era alumno destacado y tenía mi grupo de amigos, pero tuve un vacío en mi interior durante esos cuatro años que me impedía desatarme y mostrarme como soy ahora. Durante los dos años del bachiller ya fui abriéndome más al mundo, pues previamente me negué a irme de intercambio a Francia (arrepentimiento #1) y como tantas cosas más, no me atrevía a hacer nada que pudiera avergonzarme.

En esta entrada quiero hablar de como mi miedo al fracaso me cohibió cuando era pequeño y de cómo ahora el arriesgarme a casi todo me está abriendo más puertas que nunca, y ya no hablo sólo profesionalmente, sino de la oportunidad que el riesgo te da a conocer nuevas personas, a lanzarte a ponerte objetivos cada vez más altos.

El primer objetivo, y el que marcó una diferencia en mi vida fue el animarme a montar una banda de rock. O mejor dicho, a pertenecer a una recién parida. Corría el año 2008 y yo estaba muy feliz (y estresado) en mi primer año de Biología, compartido con mis grandes amigos: Guille (el cual me ofreció celebrar sus 18 en Londres y lo rechacé, arrepentimiento #2), Sandra, Pitu y Marina, entre muchos más. Guille y Marina habían hablado de formar un grupo junto a otro conocido, amigo de un compañero de clase, que se llama Juancho. Ellos tres tocaban el bajo, la batería y la guitarra respectivamente. Y Guille me propuso lanzarme a tocar la guitarra y a empezar este proyecto. Como podéis ir suponiendo, mi primer pensamiento fue un NO rotundo. ¿Y si salía bien? ¿Y si tenía que tocar en un escenario? ¿Yo sabré hacer eso? ¿Si sale mal, se reirán de mí? ¿Tendré apoyo en casa? ¿Qué pasará con mi carrera si sale bien? ¿Bajaré el rendimiento? 

¡Qué preguntas más absurdas me parecen ahora! LosingTom empezaba a nacer y mis piernas se tambaleban. Dar el paso no fue fácil, pero lo que fue más difícil aún fue el mantenerme dentro al principio. Todos los inicios son duros, pero la amistad que forjamos en esos 4 años como grupo, escenario tras escenario, con mucha gente o poca viéndonos, familiares y amigos apoyándonos, las noches de ensayo, componer, grabar, repetir, y repetir, y repetir, y las llagas en los dedos, los dolores de cabeza… ¿Parece todo negativo esto último verdad? Pues es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Hasta lograr algo así! Clicad en el vídeo, no os arrepentiréis! 😉

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Y la música fluyó en mí, como si de un virus se tratara, infectando cada una de mis células y llegando a colapsar mi sistema nervioso y noté como mi sistema inmune no hacía nada por evitarlo. Me dio la fuerza para atreverme a casi todo, a dar el paso al frente que necesitaba. A día de hoy no concibo la vida sin música, ni quiero que llegue el día en que eso pase. 

El punto álgido fue cuando en agosto de 2010 nos a ver un festival los 4. Yo ya dije al principio que la idea de un festival NO me atraía para nada, y que NO PENSABA ir, que eso no era lo mío, que no, que no. Pues sí. LosingTom no estaban equivocados  y me dijeron que desde el momento en que dije que no iba, sabían que iba a ir. Eran observadores de mi cambio interior durante esos años y lo siguen siendo. El festival nos dio una fuerza y una unión brutal. Fueron unos días en los que me sorprendí de aguantar tales condiciones. Reading Festival 2010, siempre llevaré ese momentazo en mi interior! 😀

Gracias al festival me entró el gusanillo de ver mundo y a los pocos meses solicité el Erasmus. Para que veáis. Puedo estar orgulloso de lo que he hecho desde que empecé la universidad, sí señor. La verdad es que los tiempos duros del instituto me sirvieron para darme cuenta de lo que me perdía cerrándome en mí, y no dejando salir todo lo que necesitaba compartir. Y una vez más lo hago, porque mi yo de 14 años me mataría ahora mismo si me viera, y yo lo mataría a él, porque es un imbécil que no sabe lo que se pierde.

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2 comentarios en “De cómo la música me acompañó en el viaje de mi vida

  1. Y en el momento en el que me «estabilice» (estando X años viviendo en el mismo lugar) seguramente retome la música, ya sea a la guitarra o a la batería, ambas me irían bien 😀 Sin la música no veo motivación para llevar a cabo mis planes, o simplemente soñar con ellos.

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